lunes, 21 de enero de 2008

Están diciendo...

Este es un e-mail que me ha llegado, y ahora, ¿cómo le ponemos al niño?...



Llevo diez años dando clases, concretamente en secundaria. Me encanta mi profesión (me refiero a la tarea de enseñar) aunque últimamente no lo estoy pasando muy bien. Veo cómo la administración poco a poco ha ido sumando 'pequeños añadidos' y presiones a nuestro trabajo que, aisladamente, no significarían mucho, pero cuya suma se está convirtiendo en una tarea desagradable, tediosa, de poca utilidad práctica, puramente administrativa y que me está quitando tiempo para preparar mis clases de la mejor manera que sé.

Es decir: sé hacerlo mejor de lo que lo hago actualmente, pero no me dejan tiempo, porque vivo inmerso en un papeleo sin fin, dando explicaciones por escrito de lo que hago, de lo que dejo de hacer, de por qué lo hago, de cómo evalúo lo que hago, etc, etc. Y no me estoy refiriendo a las programaciones. No. Me refiero a la grande y creciente cantidad de planes ideados por nuestra consejería de educación, a saber: plan de igualdad, proyectos TIC, planes de autoevaluación y mejora, escuelas espacio de paz, días de celebración obligatorios, conmemoraciones obligatorias varias, informes requeridos por las diferentes actuaciones del servicio de inspección, pruebas de diagnóstico, etc.

No haré una lista de la enorme cantidad de trabajo burocrático que también crece año a año. Creo que todos somos conscientes de ello.

Lo que motiva este escrito es la flamante Orden de Incentivos tramada por los 'responsables' educativos. Creo que ya es hora de que nos plantemos. Hemos tragado demasiado y ahora nos vienen con esta insultante y peligrosa iniciativa.

Insultante,
porque, a fin de cuentas, nos culpa del fracaso del sistema,
porque nos dice que no buscamos la excelencia en nuestro trabajo,
porque asume que aun nos queda tiempo libre para hacer más cosas,
porque aunque suene un poco fuerte suena a soborno refinado ('yo te pago más y tú me cambias mis fastidiosas estadísticas')

Peligrosa,
porque va a dividir a los claustros aun más de lo que están,
porque generará más burocracia, más 'reunionitis' y más control,
porque si finalmente el porcentaje de 'éxitos' aumenta asumimos que la culpa era nuestra,
porque si finalmente el porcentaje de 'éxitos' aumenta la opinión pública se nos volverá aun más en contra si cabe ('mira estos cómo pasan la mano por dinero')

Propongo (más bien sueño) que todos los centros educativos de Andalucía o, al menos, la gran mayoría diga NO a este disparate. Creo que está en juego algo más importante que los famosos 7000 ?. Está en juego nuestra dignidad y no debemos venderla.

Pensadlo. Y, si estáis de acuerdo, reenviad este mensaje a todos los compañeros de la enseñanza que tengáis en vuestros contactos, ya sean de primaria o de secundaria. Da igual.

Firmado: un simple profesor de secundaria.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No estoy de acuerdo. Yo no entiendo que la burocracia sea controlar la asistencia de los alumnos a clase, ni las reuniones de equipos educativos, ni las reuniones de tutores. Yo no entiendo que burocracia sea desarrollar un programa con unos objetivos claros. Yo no entiendo que burocracia sea aumentar los cauces de comunicación con las familias para abordar los problemas. Yo no veo el Plan de Calidad de la Enseñanza en Andalucía como algo peligroso, más bien lo veo como un reto profesional. Yo no entiendo la evaluación como una medida del rendimiento, sino como una labor de seguimiento y asesoramiento para alcanzar una mejoría. Yo no veo inmoral que el que más se esfuerce gane más. Yo creo que a los padres lo que les importa es que sus hijos aprendan y no creo que vayan a juzgar si antes del Plan de Calidad los profesores se esforzaban más o menos.En definitiva veo un gran rechazo por parte del profesorado que no se comprende, la situación de la enseñanza es mala independientemente de quién sea el culpable, nadie duda de que algo debemos hacer, si rechazamos este plan...........¿qué alternativa propones ?.