sábado, 27 de septiembre de 2008

PADRES CONTRA PROFESORES: ¿QUIÉN TIENE LA CULPA DEL FRACASO ESCOLAR?

Durante el mes de octubre tendremos nuestro primer contacto con los padres de nuestro alumnado. Me parece conveniente que aprovechemos esta oportunidad para transmitirles ideas tan importantes como las que aparecen en este artículo:
Después de acudir por primera vez a una reunión de padres de alumnos, F. se sintió deprimido. La implicación mostrada por el resto de progenitores le hizo ser consciente de su ausencia. Dedicado íntegramente a su trabajo en una gran empresa de la construcción, apenas pasaba tiempo con su familia. Y lo que es más, tampoco le apetecía: los proyectos con los que lidiaba cotidianamente le resultaban mucho más atractivos que el exigente cuidado de los críos. Cuando vio que aquellos padres se conocían, que llamaban por los nombres de pila a los hijos de los demás y que sabían muchos detalles del día a día del colegio, se sintió en falta, como si estuviera fallando en algo esencial a su familia. Al día siguiente, y después de conversar con sus compañeros de trabajo, F. recuperó el ánimo: quizá no estuviera mucho con ellos, pero gracias a las horas que pasaba en la oficina, sus hijos gozaban de un nivel material elevado, recibían una educación privilegiada y, si todo iba normal, se licenciarían en una buena universidad anglosajona.

La actitud de F. es algo habitual en muchos padres. Hoy día, se prioriza la vida profesional sobre la familiar, siendo esta actitud, precisamente, una de las principales quejas del colectivo de profesores. Según éstos, los padres pretenden que la escuela supla su ausencia y provea de los valores que ya no genera la educación en el hogar. Así, aseguran, se quiere que la escuela ponga las bases para resolver todo aquello (desde la falta de disciplina hasta la violencia de género) a lo que la sociedad no sabe dar solución.

Los profesores "se sienten solos y maltratados, en la medida en que se les está haciendo responsables de un compromiso educativo que corresponde a todos. No se puede culpar únicamente a la escuela de las cosas que no funcionan".

En ese orden de cosas, los docentes recriminan a los progenitores una serie de actitudes altamente negativas.
La primera de ellas, su injustificada exigencia: "Dejan a sus hijos por la mañana en las aulas y quieren que ya estén educados cuando les recogen por la tarde".
En segundo lugar, que no colaboran en la tarea educativa ratificando sus actuaciones: "A menudo, los padres se ponen de parte de los alumnos en contra de los maestros".
Pero también se sienten muy incómodos porque se les demanda "que eduquen en valores como el respeto, la disciplina o la solidaridad, cuando el conjunto social, empezando por la familia, cultiva el inmediatismo y el utilitarismo" .

Claro que el problema va más allá de los posibles reproches cruzados entre instituciones educativas y familia. Que los progenitores posean extensas jornadas laborales, que vivan pendiente de la hipoteca y que no impongan en el hogar un orden claro y racional posee efectos de todo orden, como puede apreciarse en el interior de las consultas de salud mental.


Por diversas causas, estamos asistiendo a la dimisión de los padres. De una parte, hay que subrayar cómo éstos se han quedado sin los códigos bajo los que se educaron: ni han podido ni han querido reproducir el modelo autoritario de educación que recibieron, pero tampoco han sabido encontrar uno nuevo".

En otro sentido, están en una posición ambivalente ante los límites, ya que "como no quieren ser identificados con los padres carcas del pasado, se sienten muy incómodos cuando han de hacer valer las normas". Y además, como los cambios en la sociedad han retrasado la incorporación al trabajo y a la vida en pareja, "muchos padres son (o quieren ser) jóvenes todavía. Son gente que está aún construyendo su vida profesional y afectiva. Y más aún si han rehecho su relación de pareja".


Como resultado de este cúmulo de factores, "los padres terminan por delegar en la escuela responsabilidades educativas que les son propias".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece fatal que le tires la culpa a los padres del fracaso escolar cuando tu mísma que eres profesora sabes que el sistema educativo es el culpable de tanto fracaso escolar y algunos profesores(no te estoy incluyendo) que toman muchas bajas o pasan un poco. Pero le quito importancia a tu artículo pero por parte también hay padres que tienen culpa por no cuidar a sus hijos y preocuparse de otros temas.

Julio dijo...

El artículo no echa la culpa a los padres, simplemente da un toque de atención sobre la importancia que se le dan a cada cosa en la sociedad actual.
Es imposible que el sistema educativo asuma un papel que corresponde al resto de la sociedad, empezando por los padres y siguiendo por los medios de comunicación, los valores sociales,...
El sistema educativo tiene la importancia que tiene y las posibilidades de actuación que siempre tuvo. Pedir más es "pedirle peras al olmo".