Una jarcia son los aparejos y cabos de un buque, barco, o mejor definido, navío. Trabajos de cordelería. Las jarcias se fabricaban con cáñamo, y para esto nuestro entorno era privilegiado. Abundaba la materia prima para la fabricación artesanal de las jarcias y cordelería de los navíos. Y las manos de los puertorrealeños eran preciadas, de gran calidad.
El 31 de diciembre de 1717, Felipe V ordenaba al Intendente General de Marina, Jose Patiño, y a los demás intendentes, gobernadores, corregidores, alcaldes mayores y otros ministros, que se cediera a Juan de Goyeneche los terrenos necesarios en Cádiz o Puerto Real para los trabajos de cordelería. El lugar para instalar la fábrica de jarcias se ubicaba en el conocido llano de San Benito, en Puerto Real. Se trataba de un solar con una superficie de 28.000 varas cuadradas (350 por 80 varas), ubicado al final de la actual Calle de la Plaza de la villa puertorrealeña, en la misma orilla de las aguas de la bahía para facilitar el embarque de los materiales. La actual Barriada de la Jarcia le debe su nombre a la fábrica de jarcias que allí se instalo hace 289 años. Casi tres siglos de manufactura y tradición naval.
En 1722 se estaba en condiciones de elaborar 18 calabrotes, 26 guindalezas, 90 jarcias completas, 7 pares de amura, 4 pares de escotas de gavias, 100 docenas de líos, o atados de merlín y pida, 36 docenas de líos de vaivén, 24 docenas de líos para corredores y 25 piezas de jarcias de 6 pulgadas. En total 6000 quintales de cabuyería.
En 1756 la Real Fabrica de Jarcias de Puerto Real daba trabajo a: 1 ministro, 7 dependientes de cuenta y razón, 3 maestros, 3 capataces, 63 oficiales espadadores y rastrilladores, 13 vagabundos espadadores, 39 oficiales hiladores, 16 vagabundos para ruedas, 11 vagabundos par urdir y 31 peones para alquitrán y colche. En total la fábrica daba empleo a 187 trabajadores. Ese mismo año 1756, la producción de cordelería puertorrealeña era la más exigua y la más cara de todos los departamentos. Por el contrario, la fábrica ferrolana presentaba la mayor producción y el mejor precio del quintal medio de jarcia, encontrándose Cartagena en un lugar intermedio. No era de extrañar que desde Madrid se ordenara toda la fabricación de las Indias al Ferrol, que la producción de Cartagena se redujera a la mitad y que se produjera la primera reconversión de la historia en Puerto Real, reduciéndose a dos tercios la producción y fijando la producción en 400 quintales de jarcia y en 129 trabajadores.
No obstante, desde Madrid no se contemplaba el cese definitivo o el cierre de la fábrica de jarcias, al menos por el momento. Sin embargo en 1777 se termina una nueva fabrica en La Carraca y llegados a ese punto era predecible el futuro y el final de la fabrica de la villa. Es en ese año en el que se plantea la posibilidad de la fábrica pase al sector privado. Es en 1783, cuando según nuestro padrón en la zona se citaban cuatro casas en la jarcia, frente al olivo, aunque sin hacer alusión si a la fabrica, ni a su funcionamiento, por lo que se deduce que por entonces había cesado la actividad de manufactura de cabuyería y cordelería en Puerto Real.
Texto original íntegro:
"La primera reconversión en Puerto Real" (buscar carta del 25-09-2006) Ángel G. de la Torre
sábado, 18 de noviembre de 2006
Un nombre con mucha cuerda
Publicado por Sergio Ortega Coronil en 23:07
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2 comentarios:
Bonito logo, bonita foto y estupendo artículo sobre el origen de nuestra "Jarcia".
A mí me encanta el nombre de nuestro centro, situado en un lugar priviligiado de Puerto real, rodeado de mar y de la bahía de Cádiz.
Bueno y ahora con nuestra orquesta, de guitarras, bandurrias y laúd, ¡aquí hay cuerda para rato!.
Al igual que Rosa, me ha gustado mucho esta historia y especialmente el logo, que es genial.
Si lo has diseñado tú, enhorabuena. Verdaderamente me ha encantado
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